miércoles, 4 de marzo de 2015

Canción de Despedida



Quisiera escribirte una cruel despedida, arrojarte al viento y al olvido con extraordinaria fuerza, librarme de la tristeza, del dolor, y secar la humedad permanente de mis ojos.

Me gustaría cantarte las mil y una verdades de la risa que no me dedicaste, de las caricias que no conocí, o el preguntarte el porque de tus besos tan culpables y el abandono constante.

Podría tallar en el pentagrama el vacío que me dejaste, junto a mi expuesta vulnerabilidad, y desear que se te estruje la panza, o te pongas azul de tristeza para compensar mis malos momentos. y asi, echar al olvido todo lo vivido, despojándome de tu aliento, de tus largas pestañas, y de esa mirada clara, triste y asustada cuando solo quedábamos los dos.

Pero el caso es que caí rendida, una y otra vez tropecé con la realidad de saberte mío, (si solo mío!) y no puedo desearte jamas mal alguno. 

Lo intentamos, muy dentro mío guardare cada uno de tus abrazos tan fuertes y urgentes, tan profundos y necesitados, abrazos que juntaban mis partes y la emoción corría por cada rincón de mi piel, acallando el estruendo, parando el mundo en ese instante.

El caso es que, en mi canción de despedida solo me llevare lo que mas importa: fuiste el primero y el único al que llame Amor, por el que sentí que mi camino era el correcto.

Tome nota de tus enseñanzas, aprendí de nosotros, de nuestras manos y nuestro destiempo, por sobre todo aprendí a quererte.

Hoy toca no mirar atrás, desear nuestra felicidad por cual sea el rumbo que marque una guitarra o un rumor de bandoneón, y me iré despacito por la vida con la delicadeza que no me caracteriza, tarareándote en mis latidos una y otra vez.