Sentimiento irreverente el de extrañar. Pesa, se carga en el pecho, se prende del corazón y rasguña.
En cada latido grita “presente!”, en cada suspiro, un nombre y en cada mirada, un rostro repetitivo en mas de un rincón
Le doy vueltas a su presencia varada y extraño, extraño, extraño…
Pienso y extraño…
No, no extraño su cuerpo, ni sus gestos menospreciantes, ni la cobardia de un machismo improvisado.
No, tampoco extraño su voz, ayer me sonó irreconocible, silenciosa, olvidable, nada se anima a decir!
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