Desde mi silencio en la
delgada cornisa, me arrojo al soplar del viento.
Silba una canción entre
las hojas como cosquilleo de energía que me embriaga.
Así, abriendo el alma me
encuentro, me descubro, me conozco.
Sintiendo la viveza en el
disfrute de concebirme presente en el espacio, en este tiempo y en este mundo,
escucho buscando esa conexión, donde ya no soy yo y a la vez soy mi mejor versión.
Me siento linda,
femenina, con esa primitiva sensualidad de mi género anclada en las pupilas, en
la sonrisa y en mi piel.
Los miedos y los pensamientos
se esfuman con cada movimiento, es increíble como puedo refugiarme en la
calidez de mi propio cuerpo, amigándome con su nuevo equilibrio sonorizado, con
su libertad tan de estreno.
Juego, todo el tiempo
juego, con mis pies, mis brazos, mi boca, juego con mis emociones, con la
vulnerabilidad amenazante que me vuelve fragilidad, juego a verte, a contarte, a tocarte,
a amarte.
Quizás mi expresión sea
imperceptible a cualquier mirada, pero no se escapa de mis ojos, en mi
silencioso movimiento veo cargado mucho mas que luz.
Hace un par
de ensayos atrás nos intimaron a pensar porque bailamos, la respuesta rápida y
casi sin pensar fue decir PORQUE ME
GUSTA, PORQUE LO DISFRUTO, respuesta automática hasta carente de sentido.
Soy de
proceso lento, quizás por eso recién ahora, varios dias después, y habiendo
tenido una presentación en el medio es que pude bajar un
minimo de todo lo que pasa por mi.
Igual no es
fácil expresarlo, porque justamente al bailar es donde me siento capaz de decir
algo, el tema es… que digo?, y si eso lo expreso o lo siento solo yo. Creo que
esa cuestión no puedo dilucidarla por mi misma...