jueves, 20 de septiembre de 2012

Contención


Cada vez que te veo cerca, cada vez que se respira en el ambiente el mismo tango,
desde el rincón, el escenario o tu abrazo, contengo  la idea inaceptable,
impulso que relego al inconsciente.

Inmanejable y furiosa necesidad de la piel que se vuelve agua, tan inalcanzable e inapropiable, corriendo hacia el contacto, la cercanía y la calma que aprendí en tu regazo, oasis en una ciudad agitada, silencio en medio de tanto rumor de bandoneón.

Visto mis dedos ya sin esperanza a que los desnudes. Reprimo todo: el arrastre de mis manos a tu nuca, el jugar con tus pestañas, la caricia en la depresión de tu mentón, y  el contornear silenciosamente el perfil de tus labios. Reprimo el perderme en esa forma de mirarme que tenias, tan obligada, investigativa y profunda.

Mutuo es el deseo del retiro a tiempo, antes que se obnubile la razón, sentenciándola a la perpetua condena de la confusión, e incertidumbre, para evitar temores existenciales que nos quemen los ojos, y nos apague el brillo del encanto que sabemos poseer.

Pero con un susurro, en uno y otro oído, como viento suave de mis labios insto a que veas a través de mi transparencia y sepas que no miento al repetirte que cuentas con mis manos para calmar cualquier dolor.

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